Monday, September 03, 2007


PARA RECORDARLE SIEMPRE

“Es el Cristo herido el que es el capitán de nuestra alma, el que todavía lleva consigo las cicatrices de Su sacrificio, las lesiones del amor, de la humildad y del perdón.

“Son esas heridas las que Él invita a ver y palpar, a viejos y jóvenes, antes y ahora (véase 3 Nefi 11:15; 18:25). Entonces recordamos con Isaías que fue por cada uno de nosotros que nuestro Maestro fue ‘despreciado y desechado... varón de dolores, experimentado en quebranto’(Isaías 53:3). En todo eso podríamos pensar cuando
un joven presbítero arrodillado nos invita a recordar a Cristo siempre”.


Élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles
Liahona, enero de 1996, pág. 79.


El presidente Gordon B. Hinckley nos dijo: “Ningún miembro de esta Iglesia debe olvidar jamás el terrible precio que pagó nuestro Redentor, quien dio Su vida para que el género humano pudiera vivir: la agonía de Getsemaní, la farsa amarga de Su juicio, la hiriente corona de espinas que desgarró Su carne, el grito de sangre del populacho delante de Pilato, el solitario sufrimiento de la torturante caminata a lo largo del camino al calvario, el espantoso dolor que padeció cuando los grandes clavos le perforaron las manos y los pies...

“No podemos olvidar ese hecho. No debemos olvidarlo jamás,
ya que fue allí donde nuestro Salvador y Redentor, el Hijo de Dios,
se entregó en sacrificio vicario por cada uno de nosotros”.

Ruego que siempre nos acordemos de Él y del precio
que pagó para ganar nuestras almas.

Adaptado de un discurso pronunciado en la Universidad Brigham
Young el 14 de marzo de 2006.