Monday, April 23, 2007

Moisés 1:12–22. Las tentaciones de Satanás.

El élder Spencer W. Kimball, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, dio la siguiente sugerencia
sobre cómo oponer resistencia a las tentaciones de Satanás: “En el ejemplo del Salvador se recalca la importancia de
no dar cabida a la tentación ni en el más mínimo grado. ¿Acaso no reconoció el peligro cuando se hallaba en el
monte con su hermano caído, Lucifer, ante la fuerte tentación del consumado tentador? [véase Mateo 4:1–11].

Pudo haber abierto la puerta y jugado con el peligro, diciendo: ‘Muy bien, Satanás, escucharé tu proposición.

No es necesario que yo me someta; no tengo que rendirme; no hay necesidad de que yo acepte; pero escucharé’.

“Cristo no transigió de esta manera. Terminante y prontamente dio fin a la discusión, y mandó: ‘Vete, Satanás’,
dándole a entender probablemente: ‘No quiero verte más; retírate de mi presencia; no quiero escucharte; no quiero tener nada que ver contigo’. Leemos que tras esto ‘el diablo entonces le dejó’.

“Éste es nuestro modelo apropiado, si es que queremos evitar el pecado más bien que tener frente a nosotros la
tarea, mucho más difícil, de curarlo. Al leer la historia del Redentor y Sus tentaciones, estoy seguro de que utilizó
Sus energías para fortalecerse contra la tentación, más bien que para lidiar con ella a fin de vencerla” (véase El
Milagro del Perdón, págs. 218–219).

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