Saturday, May 12, 2007

EXTRACTO DE LA REUNIÓN GENERAL DE LAS MUJERES JÓVENES 2007
Cada día es una nueva oportunidad para recordar a nuestro Salvador y seguir Su ejemplo. Si no nos arrepentimos, no podemos progresar; por esa razón el arrepentimiento es el segundo principio del Evangelio.
En vez de justificar nuestras debilidades, esforcémonos cada día por adquirir buenos hábitos y cualidades divinas. El presidente Spencer W. Kimball dijo: “El desarrollo de cualidades cristianas constituye una labor difícil y constante; no es una tarea para trabajar de vez en cuando ni es para aquellos que no estén dispuestos a esforzarse al máximo una y otra vez”.
A veces, al andar por los senderos de la vida, queremos demorarnos en lugares peligrosos, pensando que es divertido y emocionante y que tenemos todo bajo control. En ocasiones pensamos que podemos vivir al borde del peligro, y aún así, mantener nuestra virtud, pero ése es un lugar peligroso. Tal como nos dijo el profeta José Smith: “La felicidad es el objeto y propósito de nuestra existencia; y también será el fin de ella, si seguimos el camino que nos conduce a la felicidad; y este camino es virtud” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312).
El Salvador es el ejemplo perfecto de virtud. Cuando Jesús anduvo por los caminos de la Tierra Santa, “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). Sanó a los enfermos, hizo que los ciegos vieran y levantó a los muertos. “Enseñó las verdades de la eternidad, la realidad de nuestra existencia premortal, el propósito de nuestra vida en la tierra y [nuestro] potencial [como]… hijas de Dios en la vida venidera.

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